Ángeles Arrien (1940-2014) fue una antropóloga que se dedicó a estudiar las culturas indígenas, principalmente las de Estados Unidos y Sudamérica.
Trabajó explorando en profundidad las sabidurías perennes de los aborígenes en los diferentes continentes. Siempre honró sus orígenes y a través de su trabajo quiso inspirar a los demás para ello. Reconocía a la tierra como la madre que nos contiene e instaba a tomar consciencia de su cuidado. Así explicaba que, la especie humana está aquí para servir a dos propósitos; el primero, conocer, sentir y expresar el amor y el segundo, aprender a crear, compartir, servir y contribuir al bien común.
Uno de sus libros más conocido: Las cuatro sendas del chamán, comienza con una dedicatoria a su padre reconociendo su trabajo como pastor en los Pirineos y cómo, buscando una vida mejor para su familia, emigraron a Estados Unidos. “Era un hombre respetado cuya fuerte presencia e inamovible integridad inspiraron excelencia”.
“Me siento agradecida a mis antepasados y a mi familia por proporcionarme un legado tan rico. Sus contribuciones y su espíritu de pioneros vascos me han llevado a permanecer conectada con la naturaleza y a tener un puente entre mi antiguo origen y los tiempos contemporáneos”.
Explicaba que cada persona tiene dos compañeros de vida, uno de ellos es la muerte quién nos pregunta cada día ¿Estás usando el regalo de la vida correctamente?, el otro compañero es el destino quien también nos hace una pregunta cada día ¿Estás haciendo lo que has venido a hacer aquí?
Ángeles Arrien impartió clases en diferentes institutos y universidades, fue vicepresidenta de la Asociación de Psicología Transpersonal y presidenta de la Fundación Ángeles Arrien para la Educación e Investigación Intercultural.
Fue autora de varios libros. El ya mencionado, Las cuatro sendas del chamán, nos habla de los cuatro arquetipos que se encuentran en todas las tradiciones chamánicas, desarrollando estos cuatro arquetipos: El guerrero, el sanador, el vidente y el maestro a los que ella denomina “cuádruple sendero”, que cuando están en equilibrio nos conectan con la totalidad que somos.
Ángeles Arrien trabajó con lenguajes arquetípicos y simbólicos, lo que queda claro en otro de sus libros “The tarot handbook” en el que habla del lenguaje simbólico que ofrece el tarot, como mapa para traer a la conciencia ideas creativas; lo asemeja con una llave que nos abre la puerta al inconsciente y a la creatividad a través de sus símbolos.
Ángeles Arrien fue una mujer Sabia, implicada en honrar a los ancestros, revelar lo que todas las culturas tienen entre sí, el conjunto universal de verdades y valores comunes a todos los pueblos y culturas (sabiduría perenne) y el cuidado de nuestra casa, el planeta Tierra.
“Nuestra palabra ecología procede del griego oikos, que significa “casa”. Conforme nos aproximamos al siglo XXI, es un deber de todos los seres humanos prestar atención a la salud de nuestra casa interna y de nuestra casa externa”.
Ángeles Arrien. Las cuatro sendas del chamán.