Ikigai

“Lo verdaderamente importante es saber si puedes decir
“sí” de corazón a aquello que te propones”.
Joseph Campbell

 

Dan Buettner, miembro de National Geografic, publicó un libro en el que contaba lo que había encontrado sobre la longevidad y al que llamó “Las Zonas Azules: Secretos de una larga vida”. Estas zonas son lugares que están situados al lado del mar: en Japón (Okinawa), Italia (Cerdeña), Estados Unidos (Loma Linda, California), Costa Rica (Nicoya) y Grecia (Ikaria).

Personas que viven más de 100 años

En estos lugares las personas viven 100 años o más, lo que ha dado lugar a que se haya estudiado el tema en diferentes universidades, de esta forma, los científicos han encontrado varios factores comunes en estos sitios como: buenas relaciones sociales, creencias religiosas, alimentación tradicional, mucha actividad física y desconexión de la tecnología.

En su libro Ikigai, Francesc Miralles y Héctor García cuentan la forma en la que se vive en uno de estos lugares, Okinawa, donde los autores entrevistaron a un gran número de sus habitantes. “Ikigai” era como llamaban a ese estilo de vida,y que viene a significar algo así como la misión personal de vida de cada uno y resumieron algunas de sus premisas necesarias para tener un buen ikigai:

Mantente siempre activo:  La actividad física es una de estas características. Nuestro cuerpo se mantiene con el movimiento y nos mantiene saludables.

No comas hasta llenarte: Lo aconsejable es quedar con un poco de apetito, cuando somos conscientes de lo que comemos podemos seguir esta regla y disfrutar mucho más. En cambio, no es fácil de cumplir si estamos comiendo prestando atención a otras cosas.

Tómatelo con calma: Las prisas no son buenas compañeras, nublan nuestra mente y pueden provocar que tomemos decisiones desacertadas. Cuando incorporamos la calma y la serenidad la vida, ésta, adquiere un nuevo significado.

Rodéate de buenos amigos: Somos seres sociales y necesitamos la interacción para vivir. Si las prisas y el estrés te mantienen aislado, replantéatelo, lo agradecerás. Una buena charla, compartir momentos, divertirse… todo ello contribuye a una vida más feliz.

Sonríe: Una actitud agradable, tanto hacia uno mismo como hacia los demás, contribuye a mantener mejores relaciones y también a sentirnos en calma. Es importante aprender a mirar la vida en su lado más amable.

Agradece: El agradecimiento nos ayuda a estar en el aquí y en el ahora percibiendo la vida, a nosotros mismos y a los demás de una forma mucho más amable.

Vive el momento: Alguna vez leí en un calendario de escritorio una frase que se me quedó grabada: “disfruta de lo que tienes mientras persigues lo que deseas”. Sin olvidar que en la vida tenemos objetivos y proyectos, lo cierto es que el presente es la única realidad y necesitamos aprender a parar, a tomarnos una pausa y respirar conscientemente.

Conecta con la naturaleza: La técnica japonesa Shinrin-Yoku propone caminar por la naturaleza y los estudios lo avalan ya que se ha demostrado que reduce el estrés y la ansiedad, mejora la calidad del sueño y mejora la salud en general.

Sigue tu ikigai:  Conectar con nuestro sentido de vida es el mejor objetivo. Encontrar aquello con lo que fluimos y con lo que damos lo mejor de nosotros mismos es encontrar nuestra pasión, nuestra misión de vida.

Estas sencillas reglas pueden parecer de sentido común, sin embargo, en el mundo de las grandes ciudades parece que la vida está de al revés. Y es que, aunque sepamos cómo debería ser nuestra buena vida, nos cuesta mucho ponerla en práctica ya que vivimos a toda prisa. Intentar seguir los consejos anteriores, en la medida de lo posible, es una sencilla forma de practicar nuestro Ikigai.

“El ser humano sólo puede realizarse así mismo en la medida
en que se compromete también con el sentido de su vida”.
Viktor Frankl